noticias do cafib

NOTÍCIAS

Fases del Desarrollo de los Cachorros

Idioma: português english castellano

Américo Cardoso dos Santos Júnior

El CAFIB – Clube de Aprimoramento do Fila Brasileiro siempre recomendó (y continúa recomendando) que los cachorros permanezcan junto a la madre y sus hermanos de camada hasta la edad de 60 días. Los juegos entre ellos y la consecuente socialización, unidos a las lecciones que la madre les imparte y el ejemplo de la función de guarda que ella proporciona, conllevan innegables beneficios a su desarrollo físico y psíquico. En verdad, aunque muchos criadores entreguen los cachorros a sus futuros propietarios cuando están llegando a los 45 días – para librarse del trabajo y los costes y, principalmente, para recibir el dinero de la venta -, desde un punto de vista científico, no deben ser apartados de la madre y de los hermanos hasta completar la edad exacta de 49 días.

fases filhotes
El descubrimiento de los periodos críticos durante el desarrollo de los cachorros revolucionó los conocimientos sobre el adiestramiento de perros.

Los estudios que llevaron a esta conclusión fueron desarrollados en 1945, en los Estados Unidos, tras la Segunda Guerra Mundial. En aquella época, el tradicional Roscoe B. Jackson Memorial Laboratory, en Bar Harbour, Maine, dirigido por el renombrado científico John Paul Scott (1909 – 2000), recibió de la Rockfeller Foundation una donación considerable para financiar investigaciones sobre la genética canina, con el objetivo de arrojar luz sobre la genética humana y el comportamiento infantil. Scott, además de doctor en Psicología, era un genetista que dirigía investigaciones sobre los aspectos congénitos y hereditarios del comportamiento humano (especialmente la agresividad) y, junto con su principal colaborador, el biólogo y profesor de psicología John Langworth Fuller (1910 – 1992), hacia muchas comparaciones con el comportamiento canino. En esos estudios fueron utilizados perros de cinco razas bastante diferentes en temperamento y aptitudes funcionales, teniendo en común apenas el porte pequeño, para poder mantenerlos con mayor facilidad en las instalaciones del centro de investigación: el Basenji, el Beagle, el Cocker Spaniel, el Fox Terrier de Pelo Duro y el Pastor de Shetland. Además de la crianza de esas cinco razas puras, los científicos también desarrollaban investigaciones sobre los productos resultantes de sus cruces; y esos mestizos recibían denominaciones como “Hybasco” (híbrido de Basenji con Cocker Spaniel) o “Cobasco” (híbrido de Cobasco con Cocker Spaniel, o sea, ¾ Cocker y ¼ Basenji, de ahí el nombre de “Co-bas-co”, de Cocker-Basenji-Cocker).

fases filhotes
BASENJI – Este perro primitivo, conocido desde el antiguo Egipto, es una de las pocas razas originarias de África y tiene características poco comunes. Las hembras entran en celo una vez al año, como en los cánidos silvestres, y no dos, como en los perros domésticos. Acostumbran a asearse lamiendo distintas partes de su cuerpo, como hacen los gatos. Y, dado que no son capaces de ladrar, emiten una especie de aullido o gruñido.

fases filhotes
BEAGLE – Es una raza inglesa de perros de caza que, aunque dóciles, son temerarios, desobedientes y difíciles de adiestrar. Es la raza más usada en investigaciones de laboratorio, lo que ha desencadenado vehementes protestas por parte de los defensores de los animales, incluso aquí en Brasil, donde más de 100 ejemplares eran mantenidos en el Instituto Royal, en Sao Roque (SP), invadido por activistas. En los Estados Unidos hay cerca de 70 mil Beagles en uso en los test de laboratorios y, en el Reino Unido, constituyen el 97% del plantel destinado a esa finalidad. En el siglo XVIII, los ingleses desarrollaron un trabajo de selección y cruces para obtener el llamado “Beagle de bolsillo” (hoy extinto), muy apreciado por la Reina Elizabeth I. El Beagle más popular es Snoopy, el de las viñetas.

fases filhotes
COCKER SPANIEL – De la misma forma que Snoopy popularizó al Beagle, el Cocker Spaniel tiene en la hembra Lady (compañera del chucho Vagabundo), su más famoso representante en los libros y películas infantiles. Algunos ejemplares de esta raza acostumbran a manifestar un trastorno comportamental congénito llamado “síndrome de la furia” (en inglés “Cocker madness” o rage síndrome), un carácter dominante que desencadena acciones agresivas descontroladas y sin motivo específico.

fases filhotes
FOX TERRIER DE PELO DURO – También llamado en Brasil “pelo de alambre” (traducción literal del inglés “Wire-haired Fox Terrier), esta raza británica, de perros muy enérgicos, atléticos y corajosos, tenía como función original la de sacar de su madriguera a zorros y otras presas. Este es el origen del nombre “Terrier”, que deriva de la palabra latina “terra”, para designar a las razas que entran en agujeros al perseguir la caza. En los tebeos, el más conocido es el perro Milu, del reportero Tintin, creado por el belga Hergé, en 1929.

fases filhotes
PASTOR DE SHETLAND – Tiene una apariencia muy semejante a la de un Collie, aunque con un tamaño bien menor. En esas heladas islas Shetland, que en su día formaron parte de Noruega y hoy pertenecen a Escocia, existen otras miniaturas de animales, como pequeños bovinos y ovinos, además de uno de los caballos más pequeños conocidos, el Pony de Shetland. Como extrañísima curiosidad, en Internet existe un video mostrando una mujer musulmana ciega, en Chicago, Estados Unidos, que no pudiendo tener un perro lazarillo por motivos religiosos, es conducida por uno de esos ponys, por las calles e incluso dentro del autobús.

Como información curiosa, el famoso zoólogo sueco, especializado en etología, Dr. Erik Zimen (1941 – 2003) se dedicó intensamente a la investigación sobre el comportamiento de los lobos y, también, de los llamados “Puwos”, que eran los productos resultantes de la hibridación entre perros de raza Poodle (Pudel en alemán) y lobos (Wolf en alemán).

Finalmente, en 1948, el Dr. Scott divulgo, como resultado de sus investigaciones, los periodos críticos en la vida de los cachorros. Juntos, los dos investigadores publicaron, en los años 1960, una obra hoy considerada clásica, “Genetics and the Social Behaviour of the Dog”. Y, en reconocimiento al notable trabajo de la pareja de investigadores, la Behaviour Association pasó a entregar, anualmente, el prestigioso premio Fuller-Scott a los científicos destacados en esa área.

Basándose principalmente en esos estudios, el investigador y adiestrador de perros Clarence Pfaffenberger (1889 – 1967), también en los años 1960, publicó el igualmente clásico “The New Knowledge of Dog Behaviour”, una extraordinaria guía práctica para criadores y entrenadores, especialmente en el área de perros lazarillo. Los perros son utilizados para esa noble función desde tiempos muy antiguos, más su historia reciente comienza en 1916, cuando el médico alemán Dr. Gerhard Stalling, que hace años venía dirigiendo investigaciones sobre varias formas de entrenamiento canino, fundó, en Oldenburg, la primera escuela del mundo enfocada a la formación de perros guías de ciegos.

Posteriormente surgieron filiales en distintas ciudades alemanas y, después, en otros países. En 1927, la norteamericana Dorothy Harrison Eutis (1886 – 1946), que entrenaba perros para el ejército, la policía y la frontera en Suiza, después de haber pasado varios meses en la famosa escuela de adiestramiento de Potsdam – histórica ciudad medieval próxima a Berlín, que desde el siglo XIX es reconocida como un importante centro científico, con más de 30 instituciones de investigación -, relató la experiencia que tanto la impresionó en el Saturday Evening Post. El título de ese artículo era “The Seeing Eye”, o “El Ojo que ve”, nombre también utilizado para bautizar su primer centro de entrenamiento en Suiza, “L’Oeil qui Voit”. En los Estados Unidos, en 1929, ella fundó la institución “Seeing Eye”, hoy la mayor y más importante del mundo en perros lazarillo, además de liderar las investigaciones en control de enfermedades, mejoramiento genético y comportamiento animal.

fases filhotes
El Labrador Retriever es una de las razas más utilizadas para guiar ciegos. Es originario de Terranova, Canadá, en cuya peligrosa costa naufragaron numerosos navíos, como el extremamente lujoso y supuestamente “inhundible” transatlántico Titanic, en 1912.

En estos tiempos hipócritamente correctos, es preciso abrir paréntesis para justificar el uso de la palabra ciego, hoy tenida como casi ofensiva en Brasil. En verdad, “deficiente visual” es quien tiene limitaciones para ver, o ve mal; y “ciego” es quien no ve. Me siento muy cómodo con el uso de esa palabra porque, de niño, frecuenté intensamente la casa de un amigo, cuya madre era la extraordinaria Dorina Nowill (1919 – 2010), de renombre internacional, y que se quedó ciega a los 17 años. Quien no lo supiese, al observar la desenvoltura de sus movimientos y la seguridad en el desempeño de sus variadas actividades por los numerosos aposentos de la amplia residencia, jamás sospecharía que ella no veía. En 1946, con el apoyo del Gobierno y de instituciones internacionales, ella creó la “Fundación del Libro de Ciego en Brasil”, cuyos principales objetivos eran la publicación y la distribución de obras editadas en Braille. En 1991, el nombre de esa institución fue cambiado por Fundación Dorina Nowill para Ciegos. Esta, y otras decenas de entidades de habilitación y rehabilitación de personas que no ven, o tienen muy poca visión, están congregadas en la Organización Nacional de Ciegos de Brasil, a su vez afiliada a la ULAC – Unión Latino-Americana de Ciegos y, también, a la UMC – Unión Mundial de Ciegos (y no de deficientes visuales). Y aquí cierro paréntesis.

Conviene recordar que las investigaciones dirigidas a la selección y adiestramiento de perros para esa difícil actividad tuvieron un notable avance en aquella época en que muchos jóvenes combatientes de la Segunda Guerra Mundial volvían a casa mentalmente traumatizados y físicamente mutilados, paralíticos o ciegos. Pfaffenberger, durante muchos años, se dedicó intensamente a ese trabajo, iniciado en la notable institución Guide Dogs for Blind Inc., en San Rafael, California. Sus investigaciones se fundamentaban en el hecho de que, aunque muchos animales domésticos puedan ser entrenados para prestar servicios a las personas, ejecutando acciones que auxilien a sus dueños o conductores en los más diversos campos de actividad, el perro es el único en manifestar verdadera alegría y en sentirse eufóricamente recompensado por el simple hecho de conseguir agradar al hombre.

Esto me hace recordar que, a inicios de aquellos años 1960, cuando yo era niño, pasaba las vacaciones escolares en fazendas de parientes, situadas en la región Noroeste Paulista, en la época todavía rodeadas de vastas extensiones de florestas vírgenes, lo que nos permitía, durante los paseos a caballo, ver rastros de jaguares en las zonas de carga de los cafetales.

En aquel tiempo, uno de mis tíos tenía por costumbre cazar codornices y perdices para enriquecer las comidas servidas en aquella gran mesa repleta de primos voraces de las más diversas edades. Me gustaba mucho acompañarle en esas excursiones cinegéticas, principalmente para admirar la habilidad y entusiasmo del viejo Pointer Inglés (entonces, allí denominado Perdiguero) que localizaba y levantaba a las aves. Ya en aquella época yo, todavía niño, pensaba que el perro, de hecho, no estaba entusiasmado con la caza en sí, porque, si fuera así, no estaría pacíficamente tumbado al sol en el porche e iría, él solo, a buscar la pista de las aves. En verdad, su comportamiento entusiasmado, y hasta eufórico, sólo se manifestaba cuando veía a mi tío calzado con sus botas de caño alto, sombrero en la cabeza, la canana llena de cartuchos en la cintura y la escopeta en las manos. Su verdadero placer era servir y agradar a su dueño.

Pfaffenberger, al relatar sus experiencias, explica que, según la sorprendente constatación del Dr. Scott, hasta la edad de tres semanas, los cachorros no son afectados por influencia ambiental alguna ni son capaces de aprender nada. Relata que solo a partir de esta segunda fase, cuando los órganos de sus sentidos (visión, audición y olfato) se tornan funcionales, es cuando comienzan a aprender y que, de los 21 a los 28 días desde el nacimiento – periodo en el que es importantísimo que la camada permanezca junto a su madre -, súbitamente, sus capacidades mentales y emocionales pasan a desarrollarse de forma muy aguda y rápida. Distintos test con electroencefalógrafos revelan que el perro nace con un cerebro muy inmaduro y que, en el día 21º, ocurre una profunda modificación en el registro de las ondas cerebrales, cuando pasan a diferenciarse los estados de sueño y vigilia. Según Pfaffenberger, es en este momento cuando empieza a percibir el mundo a su alrededor y a vivir como individuo. En esta segunda fase, entre los 21 y los 49 días de vida, o sea, entre la tercera y la séptima semana, el desarrollo de su cerebro alcanzará la capacidad de un perro adulto (aunque, obviamente, sin su experiencia) y sus facultades de aprendizaje se tornan muy altas. Es una etapa en la que los cachorros juegan y luchan mucho (en algunas razas, hasta ferozmente) y comienzan a establecerse jerarquías y la dominancia entre ellos. Es, también, la fase más propicia para impartir las primeras lecciones porque, si ellos no aprendieran con el dueño, aprenderán por cuenta propia y podrán adquirir hábitos indeseables. Él considera que el 49º día es el momento ideal para destetar al cachorrito y llevarlo a su nuevo hogar por su nuevo dueño.

fases filhotes
Los cachorros precisan permanecer junto a su madre.

Entre la séptima y decimosegunda semana de vida, o sea, en el periodo comprendido entre el 49º y el 84º día desde su nacimiento, ocurre el tercer periodo crítico en la vida del cachorro. En esta etapa, en la que su capacidad de aprendizaje continúa aumentando, necesita de mucha atención individual y es la mejor fase para estrechar los vínculos con el dueño. Los estudios constataron además que lo aprendido y las experiencias vividas por el cachorro entre la séptima y la decimosexta semana de vida moldearán el carácter del perro adulto. Es un periodo en el que, en el caso de los dueños no enseñen a sus cachorros, éstos continuarán aprendiendo por iniciativa propia. Y Pfaffenberger considera que este es uno de los mayores descubrimientos que revolucionaron la crianza y el entrenamiento de perros lazarillo. El cuarto periodo crítico, que transcurre entre la decimosegunda y la decimosexta semana (84 a 112 días), es aquel en el que el cachorro declara su independencia de la madre y se puede comenzar a entrenarlo más seriamente. Esta fase es, todavía, aquella en la que se definen las relaciones jerárquicas entre el perro y su dueño. Pfaffenberger también resalta que, aunque sea muy importante el proceso de socialización con los hermanos de camada, es igualmente fundamental la socialización con su propietario, que llevará al desarrollo del cachorrito como individuo, además de fortalecer su autoconfianza. Para ello, Pfaffenberger recomienda que el cachorro sea, periódicamente, separado de los hermanos y de cualquier otro perro, para tener, él solo con el dueño, agradables sesiones de juego y las primeras lecciones de adiestramiento. Otra curiosidad revelada por esos experimentos es que el ejemplar que crece hasta la fase adulta junto a su madre, por no haberle apartado de ella cuando era cachorro, jamás alcanzará buenos resultados como perro-guía.

Respecto a la importancia de la edad en la que las lecciones deben ser iniciadas, él reescribe el viejo refrán que dice que no es posible enseñar trucos nuevos a perros viejos, diciendo que, en realidad, un perro viejo, al que nunca se le haya enseñado nada, no conseguirá iniciar su aprendizaje a la vejez. Y que aquel al que se le comenzó a enseñar a la edad cierta siempre podrá continuar asimilando nuevas lecciones.

Nótese que, aunque tengamos la tendencia a estipular intervalos de tiempo en números redondos múltiplos de 10, o de 5 (el cachorro debe permanecer con su madre y hermanos hasta los 45 o 60 días), la Madre Naturaleza, o las leyes que rigen el funcionamiento del universo, prefieren los periodos semanales, por tanto, múltiplos de 7. Muchos pueblos antiguos, además de constatar la influencia de las fases de la luna en el movimiento de las mareas, en la poda de plantas, en la siembra y recolección de las cosechas, también adoptaban como referencia del paso del tiempo los ciclos lunares, que se asociaban a los ciclos menstruales de las mujeres, ambos con duración de 28 días, o cuatro semanas. Y esos experimentos de los científicos con los perros eran minuciosos al punto de constatar que los cachorros nacidos el día 63º de gestación (nueve semanas) desarrollaban la funcionalidad de sus sentidos de la vista, oído y olfato un poco antes de lo que lo hacían aquellos provenientes de una preñez uno o dos días más corta.

En su libro, Pfaffenberger describe, pormenorizadamente, el proceso de evolución de los test aplicados a los cachorros para seleccionar los aptos para desempeñar la difícil función de guiar ciegos y comenta el alto índice de fracasos registrado durante el inicio de las investigaciones. No se puede dejar de considerar que, además de aprender a obedecer determinados comandos, el perro-guía, en su rutina, con certeza, se enfrentará a muchas situaciones prácticas imprevistas para las cuales no haya sido específicamente entrenado y que le exigirán tomar una decisión. A lo largo de su itinerario de costumbre, pueden surgir los más variados e inesperados obstáculos que deberán ser superados. Una señal de peligro, avisando de que la tapa de una alcantarilla está abierta por reparaciones en el alcantarillado, no puede ser leída ni por el perro ni por su conductor; la rama pesada del árbol que se rompió y está apoyada en la pared es lo suficientemente alta como para que el guía pase por debajo, pero no su dueño. Una de las fotografías que ilustran el libro muestra al repartidor de periódicos Alvin Kinser con su Labrador llamado Timmy. Y en el pie de foto se explica que es el perro quien conoce el itinerario a seguir y, cuando surge algún obstáculo imprevisto en el camino, también es él quien decide si debe conducir a su dueño a través, alrededor o por encima del impedimento. Dice además que, aunque eventualmente el guía precise alterar la ruta, nunca se dejó de hacer ninguna de las 160 entregas diarias de periódicos. Y para concluir, dice que, el día de recibir el pago, el perro lleva al vendedor de periódicos, sin dudarlo, a las casas de los suscriptores mensuales, ignorando las casas de los suscriptores anuales. Este ejemplo constata la afirmación de Pfaffenberger que solo pueden convertirse en guías de ciegos los perros con iniciativa propia y capaces de asumir responsabilidades (atributos que, normalmente, se les niegan a los animales), pues, en caso contrario, podrían poner en serio riesgo la integridad física de su conductor o incluso llevarlo a la muerte.

fases filhotes
La raza escocesa Golden Retriever es la más popular en Japón. Originariamente creada para la caza de aves acuáticas, hoy, además de ser usada como guía de ciegos, por ser un óptimo rastreador, también viene siendo usada como perro de rescate, búsqueda y salvamento.

El índice de aprobación en esos test aplicados a los cachorros aumentó drásticamente después de que Pfaffenberger comenzó a seguir las pautas del famoso genetista Dr. Clarence Cook Little, fundador y directivo del ya citado Jackson Laboratory donde, durante bastantes años, dirigió un programa de cría en el que millares de ratones se reproducían en consanguinidad cerrada, siempre en apareamientos de hermano con hermana, padre con hija y madre con hijo, durante más de 250 generaciones, lo que les dotaba de gran valor para los experimentos genéticos. Ese plantel, con tanta homocigosis, permitió estandarizar las investigaciones sobre los orígenes, causas y tratamientos de muchas enfermedades no contagiosas, como cáncer, diabetes y otras, en laboratorios clínicos de todo el mundo. Debido a que toda esta inmensa población de ratones se volvió tan similar entre sí como fueran gemelos idénticos, era como si, en los más variados países, esos miles de experimentos, llevados a cabo por los más diferentes científicos, se estuvieran realizando todos con el mismo animal.

El punto de partida para el proceso de selección de perros guía por endogamia fue el Pastor Alemán Franck of Ledge Acres, conducido por el gran adiestrador William F. Johns, que acabó siendo Director Ejecutivo de la institución. El programa orientado por el Dr. Little incluía el censado de más de 1500 perros por el entonces modernísimo sistema de fichas perforadas de IBM (International Business Machines Corporation).

El extraordinario éxito de los criterios adoptados en los estudios de las genealogías, en las programaciones de los apareamientos y en la selección de las crías es atestiguado por la constatación de Pfaffenberger que, al comienzo de ese trabajo, cuando apenas uno de los cachorros de la camada alcanzaba el éxito como perro guía, tal resultado era conmemorado como una gran victoria; y, años después, en el caso de que solo uno de ellos sirviera, ese fracaso se consideraba una triste decepción.

Es interesante constatar algunas curiosidades sobre este asunto. Al inicio del entrenamiento, los instructores enseñan minuciosamente, al ciego, las características de cada elemento del equipamiento que usará el perro y la manera de manejarlo. Se abordan los diferentes tipos de collar, las formas de ponérselos y cambiarlos, así como las diferentes correas, de diferentes longitudes, para usos específicos, y los arneses que sujeta el ciego. También se explican las órdenes y las reacciones del perro al escucharlas. En esa fase del proceso, durante algunos días, el instructor se posiciona en la otra punta de ese equipamiento, en el lugar del perro, y ejecuta los comandos dados por el alumno, subiendo y bajando escaleras, contornando obstáculos, doblando esquinas y cruzando calles por donde transitan vehículos.

Aquí en Brasil, el uso de perros-guía es todavía insignificante. Los índices no son uniformes, mas, según datos del 2010 del IBGE – Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, existen en nuestro país cerca de siete millones de personas ciegas o con diferentes niveles de deficiencia visual grave y permanente, mientras que el número de perros-guía en actividad no llega a 200. Las instituciones idóneas aplican un proceso de evaluación de las necesidades y características del interesado que, seguidamente, ingresará en una lista de espera para recibir al animal adecuado a su perfil. Es importante destacar que no tendrá que pagar nada por ello. Merecen ser mencionados un proyecto del Gobierno Federal, realizado en el Campus Camboriú por el Instituto Federal de Santa Catarina, así como las acciones de otras entidades serias y competentes, como la Escuela Helen Keller, el Cuerpo de Bomberos de Brasília, el Instituto Magnus, el Campus Urutaí del Instituto Federal Goiano y el Campus Alegre del Instituto Federal de Espírito Santo. También es importante resaltar que la legislación brasileña garantiza al ciego, al adiestrador y a la familia de acogida, el derecho de acceder con el perro a prácticamente todos los ambientes públicos y privados, como centros comerciales, restaurantes, teatros, hospitales y transportes públicos, incluyendo aviones. La ley exige que el animal lleve puesto el collar con identificación y el arnés para guiar; y que el conductor siempre porte la tarjeta con fotos y datos identificativos de la persona y el perro. Solo le es vedado el acceso a locales de manipulación de alimentos (como cocinas) y a ambientes esterilizados (como UCIs).

Y, hablando de collares y correas, cierro este texto con algunos datos curiosos más. La Iglesia Católica considera a Santa Lucia de Siracusa (280 – 304) como la protectora de los ojos y de la vista. En la época de la llamada Santa (aunque, en verdad, fuese diabólica) Inquisición, ella fue perseguida, apresada y torturada, arrancándole los ojos su verdugo antes de matarla. Me viene ese recuerdo porque su contemporáneo, San Blas de Sebaste (264 – 316) – en Brasil, llamado San Bras -, después de martirizado y decapitado, pasó a ser considerado el protector de las enfermedades de garganta, tanto de personas como de animales. Por eso, el antiguo Mastín Español – que no era un pastor, y sí un gran molosoide utilizado como guarda de rebaños para proteger a las ovejas de los ataques de lobos y osos – llevaba, en el cuello, un collar de metal rodeado de púas puntiagudas, llamado “carlanca”.

fases filhotes
Las carlancas, confeccionadas de metal o de cuero, ya eran usadas en los tiempos de la Grecia Antigua y su uso todavía continúa en ciertas regiones de España, Italia y Turquía.

Ese tipo de collar se remonta a los tiempos de la Grecia Antigua y se llama “wolf collar” en Inglaterra y “roccale” o “vreccale” en Italia. Esos collares se fabricaban en el pasado artesanalmente, siempre en festivos religiosos de gran importancia, considerados propicios para la producción de amuletos de suerte, especialmente el día del Corpus Christi. Con el objetivo de reforzar la protección del cuello de los perros contra las mordidas de los grandes depredadores, era costumbre bañarlos en agua bendita y recibían correas que hubieran estado en contacto con alguna imagen de San Blas. Ese obispo, médico y mártir, por ser cristiano, fue víctima de persecuciones iniciadas en Armenia por el emperador Diocleciano. Se refugió en una cueva donde, dicen, acostumbraba a curar a animales salvajes que, heridos o enfermos, allí lo buscaban. Después de su muerte, se le atribuyeron diversos milagros. Se convirtió tan popular que, en Italia, se erigieron 35 iglesias en su honor. Y , finalizando, no se puede dejar de considerar que, debido a la siempre sorprendente maldad humana, el patíbulo fue el palco en el que a la santa protectora de los ojos le arrancaron los suyos y al santo protector de la garganta le cortaron la suya.

Voltar